Anti-vacunas y Covid 19

Publicado por el

Blog Académico

Los anti-vacunas, perciben las vacunas como algo antinatural cuando en realidad estimulan las propias defensas del cuerpo humano. El auge del movimiento antivacunas se debió a un artículo publicado en una prestigiosa revista científica en 1998 relacionando la vacuna triple-vírica con el autismo. A pesar de que el artículo y el médico fueron desacreditados, la caída en las tasas de inmunización provocada por este movimiento ha propiciado la reaparación de ciertas enfermedades ya radicadas, como por ejemplo el reciente brote mundial de sarampión que triplicó el número de casos en la Unión Europea.

Una propuesta para combatir el auge del movimiento antivacunas es la obligatoriedad de las mismas en lugar de su recomendación. En un artículo muy interesante en el American Economic Journal: Economic Policy de los autores Christopher S. Carpenter y Emily C. Lawler titulado “Direct and Spillover Effects of Middle School Vaccination Requirements”. se analizan los efectos directos e indirectos asociados a la obligatoriedad de ciertas vacunas por parte de los centros de educación secundaria en Estados Unidos. La originalidad del artículo reside en el análisis de los efectos indirectos de vacunación cruzada (cross-vaccine spillover effects), es decir, analiza si dicha política incrementa igualmente las tasas de vacunación de otras enfermedades recomendadas para adolescentes, pero no obligatorias para los centros. Utilizando un modelo de diferencias en diferencias, los resultados muestran que la reglamentación estatal en Estados Unidos ha incrementado la tasa de vacunación de Tdap (tétanos, difteria y tos ferina) en la población de 10-12 años en un 3,5% y que la incidencia de la tos ferina se ha reducido. Asimismo, estos efectos se han trasladado a otros tipos de vacunas: en este grupo de edad, la vacunación contra el meningococo ha aumentado en casi un 3% y la del virus del papiloma humano ha aumentado en un 5%. Al parecer, los efectos son mayores para jóvenes con un nivel socioeconómico bajo.

En principio se pensó que la coyuntura actual pandémica podría cambiar la percepción ciudadana sobre el riesgo visible a no vacunarse, mitigando el movimiento antivacunas. Sin embargo, los resultados de varias encuestas llevadas a cabo en la ciudad de Nueva York a finales de Abril, de las que se hace eco un artículo de la periodista Katrina Megget en The British Medical Journal, revelan que solamente el 59% de los encuestados se vacunarían del COVID-19. Algo que nos debiera preocupar.