Sin duda la automatización de los procesos y la inteligencia artificial tarde o temprano van a revolucionar nuestros trabajos. Pero, ¿cómo podría afectar esto a una de las profesiones más antiguas del mundo? La profesión contable es una actividad que parece inalterable y que requiere de mucha práctica para su pleno desarrollo.
Esta concepción nos podría hacer pensar que es una actividad con resistencia al cambio, pero hace ya bastantes años que se cambiaron los libros de contabilidad por sistemas informáticos, se utilizan herramientas EDI para conectar diferentes fuentes de información o se han implementado ERPs. No obstante, muchas de las tareas operativas del día a día en una organización, siguen siendo repetitivas.
La inteligencia artificial, es buena para automatizar las tareas repetitivas y descubrir ideas y tendencias ocultas. De este modo, se automatizan las tareas administrativas y se puede dedicar más tiempo al análisis e interpretación de los datos.
Podemos mencionar tres conceptos que nacen o se desarrollan a la luz de la inteligencia artificial y que impactan sobre la profesión: contabilidad invisible, auditoría continua e información activa.
La contabilidad invisible implica que el trabajo administrativo sea más fluido, sencillo y cómodo. La inteligencia artificial permite que las tareas repetitivas se eliminen de la carga de trabajo diaria de un empleado. Ciertas tareas se van a hacer de forma rápida y sin distraer nuestra atención.
La auditoría continua es un método empleado para realizar evaluaciones de riesgos y controles de manera automática y más frecuente. Históricamente, la auditoría ha realizado pruebas a los controles en forma retrospectiva y cíclica, muchos tiempo después del momento en el que ocurrían. Además, los procedimientos de prueba se basaban en un enfoque de muestreo. Ahora podemos verificar todas las transacciones de una empresa, en lugar de depender del muestreo.
La información activa permite usar la inteligencia artificial para ayudar con la toma de decisiones. Las empresas tienen gran cantidad de información disponible y ahora se pueden verificar todas las transacciones de una empresa en tiempo real, con análisis de datos que les permite detectar tendencias y anomalías.
Lo anterior significa que se debe producir un cambio en el enfoque, que permita que los contadores se conviertan en asesores, que se encarguen del seguimiento de las decisiones estratégicas y dejen de enfocarse en el registro numérico, ya que a pesar de que la inteligencia artificial y el aprendizaje automático pueden hacer cosas increíbles, aún se requieren humanos para desarrollar nuestro trabajo.