El día miércoles de la semana pasada el Banco Central (BC), en su reunión mensual, ha acordado aumentar la tasa de instancia monetaria en 50 puntos bases llegando a un 4.0% anual, en línea con lo esperado por el mercado esta decisión se enmarca en una sucesión de aumentos en la tasa de política monetaria anunciada por el ente, dos preguntas principales con respecto a ésta son, por qué el BC aumenta la tasa y cuál será el efecto de esta medida en el corto y mediano plazo.
Con respecto al por qué, la respuesta parece ser bastante obvia, nuestro BC quiere mantener a raya la inflación en torno a la meta del 3.0% anual, pero sería interesante preguntarnos qué está generando la inflación en este último periodo.
Aquellos que conducen un automóvil habrán notado la acelerada alza en los precios del petróleo y sus derivados, dentro de las causas se encuentran primero, las tensiones políticas en los países Árabes, como el conflicto en Egipto que luego se trasladó a Túnez y a Libia, que aunque Libia produce solo el 2% de la oferta mundial de crudo causa cierta preocupación de que la revolución se transmita a otros países productores de la región, segundo, el aumento en la demanda mundial, que a principios de este año mostraba un incremento de 1.5 millones de barriles por día sumado al crecimiento de 2.7 millones de barriles diarios en 2010 y por último, pero no menos importante el reciente terremoto en Japón, quien es el tercer consumidor mundial de esta materia prima. Todo lo anterior impone una gran incertidumbre sobre precio del hidrocarburo, el cual depende de como evolucionen las tensiones y catástrofes internacionales.
Por otro lado, el precio de los alimentos tales como trigo, maíz, azúcar, etc. aumentan significativamente. Según el Banco Mundial entre octubre del 2010 y enero del 2011 sus precios registraron un crecimiento del 15% perjudicando directamente a las familias más pobres de nuestra región ya que ellas en promedio gastan el 50% de sus ingresos en estos alimentos, los expertos esperan que estas alzas no lleguen a los niveles observados en 2008.
Con respecto a la segunda pregunta planteada al inicio (¿cuál es el efecto de esta medida?), creo que no es simple de abordar, ya que en este caso la política monetaria no depende solo de factores internos, sino que mayormente de lo suceda fuera de nuestras fronteras, lo anterior agrega un alto grado de incertidumbre en el análisis. En un marco clásico y pensando en el corto y mediano plazo, una baja en el impulso monetario causaría una disminución de la demanda agregada y con ello una desaceleración del crecimiento del producto, lo que contribuiría a que disminuya la inflación, pero reitero todo depende de la evolución del entorno económico internacional que sin duda hace bastante difícil, por el lado del gobierno hacer política y por el lado de los hogares generar buenas expectativas acerca de sus creencias de inflación.